Un grupo de científicos llevó a cabo un experimento con 40 sonámbulos, dejándolos despiertos durante 24 horas y luego haciéndolos dormir. El 90% de ellos se levantaron sonámbulos esa misma noche. En otro experimento, los investigadores los acostaron y levantaron a la misma hora todos los días. En este caso, menos de la mitad de los participantes se levantaron sonámbulos. Este resultado sugiere que la regularidad en los horarios de sueño podría tener un impacto a largo plazo en la reducción de los episodios de sonambulismo.
El sonambulismo es un trastorno del sueño que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según algunas estadísticas, uno de cada cuatro individuos experimenta sonambulismo en algún momento de su vida. A lo largo de los años, han surgido diversos mitos y remedios populares para tratar de controlar esta condición. Por ejemplo, algunas personas colocan agua fría en el suelo, con la creencia de que el sonámbulo se despertará al tocar el agua al levantarse. Otros sostienen que despertar a un sonámbulo puede ser peligroso, aunque estudios han demostrado que, en general, no suele haber consecuencias graves. Personalmente, puedo decir que, siendo sonámbulo, nunca sufrí ningún problema cuando me despertaron, aunque siempre debe tenerse precaución.
Existen también teorías que sugieren que las comidas pesadas antes de dormir pueden inducir sonambulismo, mientras que otras afirman que beber dos vasos de agua antes de acostarse puede prevenir los episodios. Si bien no he probado todos los remedios populares, creo que cada persona puede responder de manera diferente a estos tratamientos. Por lo tanto, es posible que lo que funcione para una persona no tenga el mismo efecto en otra.
En definitiva, el sonambulismo es una condición compleja y aún poco comprendida, y lo que puede funcionar para uno no necesariamente será efectivo para todos. La clave está en encontrar el enfoque que mejor se adapte a las necesidades y características de cada individuo.