La varicela es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por el virus de la varicela zóster (VZV), perteneciente a la familia de los herpesvirus. Aunque generalmente afecta a niños, también puede presentarse en adultos que no han tenido la enfermedad previamente o no han sido vacunados. Su duración típica es de aproximadamente 1 a 2 semanas.
Síntomas:
El síntoma más característico de la varicela son los brotes cutáneos, que suelen comenzar como pequeñas manchas rojas y evolucionan a vesículas llenas de líquido, para luego formar costras. Otros síntomas comunes incluyen:
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de cansancio o malestar general.
- Pérdida de apetito.
Estos síntomas aparecen entre 10 y 21 días después de haber estado en contacto con el virus. La erupción suele ser más intensa en el torso, cara y cuero cabelludo, pero puede extenderse a otras partes del cuerpo, incluidas las mucosas.
Prevención:
La varicela se puede prevenir eficazmente mediante una vacuna, la cual es segura y ampliamente recomendada. La vacunación no solo reduce significativamente el riesgo de infección, sino que también minimiza la posibilidad de complicaciones graves como:
- Sobreinfecciones bacterianas de la piel.
- Neumonía.
- Encefalitis (inflamación del cerebro).
La vacuna puede prevenir hasta el 80% de los casos de varicela y, en los casos en los que ocurre la enfermedad, esta suele ser más leve y con síntomas reducidos.
¿Por qué vacunarse?
Además de proteger contra la infección inicial, la vacuna contra la varicela disminuye el riesgo de desarrollar herpes zóster en el futuro, una enfermedad que puede surgir debido a la reactivación del virus de la varicela zóster en etapas posteriores de la vida.
Conclusión:
La varicela es una enfermedad común pero prevenible. Consultar a un médico sobre la vacunación es la mejor forma de protegerse a sí mismo y a quienes le rodean, especialmente a bebés, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados.