Los sapos y las ranas pertenecen a un grupo de más de 5.200 especies. Ambos son animales que no tienen cola y, generalmente, pasan la mayor parte de su vida cerca del agua. Aunque comparten varias características, existen algunas diferencias notables entre ellos.

Ranas:
Las ranas tienen una piel más lisa y son generalmente más pequeñas que los sapos. Su cabeza suele ser más grande que la del sapo, aunque esto puede ser un engaño visual, ya que, debido a que el sapo es más grande y grueso, su cabeza parece más pequeña. Las ranas también tienen los ojos más grandes que los sapos y son más delgadas en general. Además, sus patas traseras están más desarrolladas, lo que les permite saltar largas distancias.

Sapos:
Por otro lado, los sapos son generalmente más grandes y tienen la piel más gruesa y rugosa. A menudo, las personas creen erróneamente que las ranas son las hembras de los sapos, pero esto no es cierto. Tanto las ranas como los sapos tienen machos y hembras. Los sapos comienzan su vida como renacuajos, con cuerpos similares a los de un pez y sin patas, un proceso que también ocurre en las ranas.

Nota importante:
Es importante tener precaución con algunas especies de ranas, ya que una de ellas está entre los 10 animales más venenosos del mundo. La rana dorada, que habita en Panamá, ocupa el primer lugar en esta lista debido a su potente veneno.